sábado, 9 de julio de 2016

Auténtica Prosperidad, el Divino Anhelo de los Pocos

Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?”, fue la respuesta segura de aquel joven, para enfatizar que había cumplido con todas las ordenanzas relacionadas a la conducta social, la interacción con los otros hombres. No matarás, No adulterarás, No hurtarás, No dirás falso testimonio, Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo, son los preceptos que el tal joven ratificó haber cumplido desde temprana edad. Más aun esperaba una respuesta confirmante a su última pregunta “¿Qué más me falta?”

La Verdad, encarnada en la Persona de Cristo Jesús, nuevamente daría una contestación, a manera de oración condicional, que también elevaría el propósito inicial de la pregunta planteada. “Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”. Y el Señor miró y amó al mozo mientras la palabra salía de Su boca.

El joven al escuchar el mensaje, se entristeció a causa de descubrir que en él mismo se encontraba el obstáculo que le impedía alcanzar, lo que creía lograría, si continuaba con su presente manera de vivir. Se dio cuenta que el amor por sus posesiones, hasta ese momento, continuaba siendo mayor que su deseo de heredar la vida eterna, de ir y seguir a Cristo Jesús. Entendió que el amor por su vida era mayor que el amor por Dios. Y su reacción en consecuencia fue marcharse del lugar, de la presencia de Cristo, al menos en eso momento.

Los más allegados a Jesús, Sus discípulos, que presenciaban el hecho, reaccionaron con asombro en gran manera al escuchar. Y preguntaron: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?”

26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible.”
Mateo 19:26 (RVR1960)

Y rumiando en mi interior acerca del significado de este suceso, de pronto el día se tornó brillante, lleno de luz, ya no fue más uno cotidiano. Y sin siquiera hablar aun, mi corazón se llenó de gratitud, de inmensurable grandeza, y no de mí, sino de aquella plenitud que lo llena todo, aún sin entenderlo, y hasta rebosar. Y sin más, me dispuse a intentar describir lo que de manera involuntaria inundaba mi mente, mi corazón, mi alma, y así, todo mí ser.

Más que motivado, fui persuadido a dar gracias, y esta vez, no con palabras que sólo se propagarían en el aire que saturaba mi soledad. Sino más aun, con un corazón ¡ojala! contrito y humillado, hacia Él: el objeto de mi amor, el único Digno, el Fuerte y Valiente, el que es por los siglos de los siglos, el mismo que desde antes de siquiera yo existir me había amado, con un amor verdadero, inalterable, colmado de infinita virtud y pureza.

Si, con ese amor decidido, paciente, sin egoísmo, cuyo gozo originado por el beneficio del ser amado es inmensamente mayor que cualquier padecimiento producto de la negación propia. Ese amor sufrido, que no busca sufrir, pero que está dispuesto a hacerlo, y lo hará si es necesario, en el afán de que el nombre de Dios sea glorificado. En fin, ese loco amor, que hace reír y llorar al mismo tiempo, pues no hay sentimiento humano que pueda soportarlo.

Al considerar aun más de lo antes mencionado, y entendido de mi acotada capacidad para describir el conglomerado de ganancias provenientes de la bondad de Dios, me acerqué confiadamente para decir: “Gracias Señor por todos tus beneficios, y en especial hoy en esta hora, gracias por una vez más abrir mi entendimiento, por a pesar de mis múltiples y repetidas fallas, concederme la gracia de saberme rico, de comprender que sólo en ti estoy completo, y que es allí donde de verdad soy Prospero”. Y recordé, y deseé vivir como en la siguiente escritura:

1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová esta su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
3 Sera como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto a su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”
Salmo 1:1-3 (RVR1960).

Tuve ademas presente que en el mundo, en nuestra sociedad moderna, el significado de Prosperidad es sinónimo del volumen de riquezas materiales acumuladas, y estas son proyectadas, y con mucho orgullo exhibidas, a través de la denominada calidad de vida alcanzada. Este modelo de conducta es a su vez legitimado, si al comparársele con el modelo referencial aceptado por la mayoría, obtiene la aprobación de ésta.

Y en ese proceso, con el primordial afán de alcanzar bienes y la aprobación de los muchos, se construye la vida, con los cimientos de ésta colocados sobre lo común, lo que se ve, lo que el mundo hace y comunica es la Felicidad, aun sin haberla alcanzado o vivido de forma genuina. Y como una trampa, la búsqueda de la llamada “Felicidad” se convierte en la aspiración y la tesis del colectivo. Y estimé, como pocas veces antes, las siguientes palabras:

26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.”
Mateo 7:26-28 (RVR1960)

Y con esta apetencia como argumento, hemos desechado el altruismo, la pureza mudado por la corrupción, el honor desvirtuado y hasta nos hemos vanagloriado de lo que debería ser causal de vergüenza. La integridad se nos hace un mito, con frecuencia objeto de burla, y la relatividad de todas las cosas ha pretendido invalidar el significado de la Verdad. Nos es insuficiente un único Camino, a pesar de que las muchas y espaciosas sendas, justificadas por la aspiración humana, lleven en efecto al mismo lugar. La palabra fe es un término conocido por todos pero entendido por muy pocos, y en esta ignorancia, la expresión “ten fe” funge de ánimo para continuar con el esfuerzo y lucha por las metas planteadas: abrirnos paso en el mundo hasta alcanzar un lugar en él. Y Su palabra vino a mí:

29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.” 
Eclesiastés 7:29 (RVR1960)

No obstante, ninguno de nuestros comportamientos como seres humanos debe siquiera sorprendernos, puesto que hemos sido advertidos de que la principal razón del deterioro moral, ético y por sobre todo espiritual, radica en nuestro pecado. El cual nos enceguece y nos incapacita para identificar apropiadamente lo bueno y lo malo, sin mencionar que nos separa del consejo divino y nos hace presa del maligno. En consecuencia, somos impedidos de establecer con certeza normas y conductas de convivencia eficaces, y lo que es más, el egoísmo como fundamento del pecado, no nos permite, ni permitirá, depositar nuestra confianza en Dios más que en nosotros mismos, en nuestros sublimes y altivos pensamientos:

21 Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.
Filipenses 2:21.

17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
  Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Salmos 51:17 (RVR1960)

Como cabizbajo, como quien es asaltado por la vergüenza, invadieron mi mente algunas aspiraciones que me inclinaban a preguntarme: ¿Busco yo un lugar en este mundo? ¿Olvidaré el Honor de tu Gloria? ¿Me serán indiferentes las memorias de tu sacrificio, de tu Obra en la Cruz? ¿Dónde estás Señor, mi Cristo? Y rogué, y aun ruego a mí Señor: “Ayúdame a serte fiel hasta el fin”.

Y una vez más me fue creíble, me hizo creer, que Su Gloria se muestra en nuestra debilidad, que Su sacrificio fue una vez y para siempre, suficiente. Que Su obra perfecta tuvo, tiene y tendrá como objeto no sólo darnos fe, sino también perseverar en ella, en Él. Que está en el cielo, a la diestra del Padre, y que tiene el dominio de todas las cosas, y más aún, que en Su infinita Gracia y con Su incomparable Fidelidad, terminará la obra que le ha placido comenzar en todos y cada uno de Sus hijos, Su iglesia. Y me agradó recordar:

6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Filipenses 1:6 (RVR1960)

Proseguí entonces, y como quien recuerda a su único héroe, hice memoria de Su valiente caminar hacia la muerte en la cruz del Calvario, cuando dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, expresión que manifestó suma sabiduría, ya que no es sensato esperar que haya luz, y ser iluminado, por aquellos que sólo han vivido en la oscuridad y aprendido de las tinieblas. Es una locura esperar ser amado, o que exista alguna manifestación genuina de amor, de quienes sólo buscan lo suyo propio. Pero por sobre todo, en esa simple oración se expuso Su carácter y Su incomparable Amor, pues entre inconmensurables características más, el verdadero Amor lo soporta todo, lo perdona todo:

34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Lucas 23:34 (RVR1960)

Me fue concedida la gracia de ver este perfecto ejemplo ¡fui alcanzado por la cordura! Descifré que sí hay sensatez y es sensato, y hasta virtuoso, resplandecer en las tinieblas, amar a quienes nos vituperan y calumnian, ser amables para con todos, incluyendo a aquellos que nos aborrecen. Que es honroso, y Glorifica el nombre de Dios, cuando amamos a los que nos rodean de la misma forma que Cristo nos amó y nos continúa amando. En fin, que manifestamos de manera autentica el amor de Cristo y conocemos mejor el significado de este Amor, cuando incluso lo entregamos a los que se han etiquetado a sí mismos como nuestros enemigos.

Y me pregunté: si Su ejemplo no es del todo suficiente para hacernos creer ¿que lo hará? En mi limitada humanidad no logré imaginar otro hecho que pudiera hacerlo. Sin embargo, consideré que la Misericordia del Señor es nueva cada mañana, que Sus pensamientos no son los míos. Que hay esperanza y es posible rogar al Padre Eterno, en el nombre de Cristo Jesús y con un corazón compungido y humillado, que nos permita guardar y vivir Su consejo:

38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Lucas 23:34 (RVR1960)

Examiné en consecuencia mi propia prudencia, que no debo creerme sabio en mi propia opinión, en lugar de procurar estar alerta para no ser influenciado por la  corriente del mundo. Que no en vano, al pueblo de Dios se nos ha solicitado, a manera de ruego y pidiéndonos recordar Sus misericordias para con nosotros: que no nos conformemos a este mundo, sino más bien que renovemos nuestro entendimiento para que podamos comprobar, ser testigos, de cuan Buena, Agradable y Perfecta es la Voluntad del Padre. Que hemos sido llamados, no sólo a ser la luz de este mundo, sino a alumbrar. Que nuestra esencia es brillar, puesto que en la Luz no hay ninguna tiniebla. Y mientras escribía me acompañaban las escrituras:

1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos 12:1-2 (RVR1960)
14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Mateo 5:14 (RVR1960)
5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
1 Juan 1:5 (RVR1960)

Y de nuevo creí, y creo, que la iglesia de Dios no está sola en esta gran comisión, sino que Dios es fiel, Él es quien culminará la obra que comenzó, que Su esperanza no avergüenza, que gracias a Él, y sólo a Él, poseemos la oportunidad de alcanzar la meta del supremo llamamiento en Cristo Jesús. Que si el miedo nos llegase a embargar, y aunque este no merme, sabemos que podemos con confianza acercarnos a nuestro Señor, quien fue tentado en todo, y padeció por nosotros, el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca. Quien nos dejó su integro ejemplo para que sigamos sus pisadas.

Porque debajo de Sus alas tendremos refugio, y sostén en Su verdad, y hallaremos Gracia, ese regalo inmerecido que nos inclina a depositar nuestra confianza en Él, y de pronto descubrir la Paz, esa Paz que nunca el mundo dará, pues no le pertenece, ni quiere poseer. La verdadera Paz, la que no descansa en nada que pueda hacer el hombre en su propia voluntad, sino que reposa sobre lo que Dios ya hizo, y en Su perfecta Lealtad ha dicho que continuará haciendo hasta Su día de Jesucristo.

Por ello no debemos desmayar en pedir a nuestro Padre que aumente nuestra Fe, para ver mejor, para dirigirnos a colocar nuestra mirada en Cristo Jesús, el autor y consumador de la Fe. Para así poder vivir cada día esperando y trabajando por las cosas de arriba, que están en los lugares celestiales, donde se encuentran las riquezas eternas, las que son invisibles para muchos. Aquellas que aun siendo gratuitas, no pueden ser alcanzadas por la voluntad del hombre, por mucho que se afane.

Roguemos entonces a Dios, al Dios de Israel, dado que sin Él no podríamos ser constantes. Para que en Su Fidelidad coloque en nuestros corazones el deseo y la voluntad, cada día, de anhelar estas riquezas duraderas, las eternas, aquellas que no se deterioran ni pueden ser arruinadas en el tiempo, o ser arrebatadas de la mano de su mayordomo, esas riquezas que no provienen de injusticia alguna, y que la ignorancia del mundo ha menospreciado, y aun subestimado. Supliquemos al Padre que nos conceda poder exclamar de forma legítima y con abundante evidencia:

12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Filipenses 4:12-13.

Y estimé sobremanera la oración del justo, la de Su iglesia, los que piden al Padre se les permita prosperar, ser plenos, en el gozo de Su salvación, en Su paz, en paciencia para perseverar en Su buena, agradable y perfecta voluntad. Los que buscan a Dios para encontrar progreso en Su benignidad, para brillar con intensidad, y no descansan hasta que se les es concedido sobreabundar en bondad, y llevar fruto a ciento por uno, para que el mundo vea Su gloria y le glorifique.

Los que buscan a Dios para que les sea atribuida una fe para fe, para que en Su misericordia la aumente, en especial cuando la debilidad abruma. Para poder ver que Él está con ellos, y en consecuencia ser inmunes al temor. Cuyo deseo es ser enriquecidos en mansedumbre para ser obedientes a Su palabra y crecer en templanza. Para vivir en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne.

Esos simples seres que no olvidan implorar al Padre, en el nombre de Jesús, el Cristo, nuestro Señor, para que los haga opulentos en el más excelente de los dones: Su Amor. Para ser capaces, y continuar siendo capacitados, en comprender cuál es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y aun conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento. Para ser llenos de toda la plenitud de Dios, y así no vivir para ellos, sino por Él, en Él y para Él.

A los que se les ha sido otorgado un espíritu que gime dentro de ellos mismos, y persevera con gemidos indecibles, en suplicar que el Carácter de Cristo sea formado en Su iglesia, en cada uno de nosotros, para ser capaces, no sólo de soportar las tinieblas, la corriente del mundo, sino más aun para ser luminarias en medio de ellas. En fin, este especial pueblo, los llamados para anunciar las virtudes del Precioso, que poseen un profundo y sincero anhelo por la auténtica prosperidad, los tesoros en el cielo, que son sólo contemplados por los pocos.

9 Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”
2da. Corintios 8:9 (RVR1960).

Otros pasajes bíblicos considerados:
1era. Juan 4:18
Romanos 5
Filipenses 3
Hebreos 4:15-16
Juan 14:27
Hebreos 12
Colosenses 3
2da. Corintios 4:18
Isaías 55:1-2
Mateo 6:19
Lucas 16:11
Galatas 5:22-23
Efesio 3:18-19
1 Pedro 2:20-22